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Miguel Anxo Bastos: Crítica libertaria al ecologismo

Derechos de propiedad y ecologismo

Mucho se está hablando sobre la ecología en argentina, el debate es acalorado y hasta incluye improperios y metáforas.

Estos son los argumentos libertarios con los que obviamente concuerdo, pero la observación cotidiana me dice que no hay mucho material escrito.

Miguel Anxo Bastos sostiene que no existe una definición clara de lo que es el medio ambiente, y que sobre esta base los Estados se han apropiado de recursos como el agua, el aire y los subsuelos en nombre del interés general o del bien común. En su opinión, esta apropiación con frecuencia genera más problemas que soluciones:

“Los problemas ambientales derivan de una mala definición de derechos de propiedad”

“Los espacios privados tienen mayores posibilidades de estar mejor cuidados porque sus propietarios no tienen ningún interés en dañarlos”

Imagina un río que está contaminado. Según Bastos, el verdadero problema no es la contaminación per se, sino quién tiene derechos claros sobre ese río. Si una comunidad o propietario privado se responsabiliza de su conservación, existiría un incentivo directo para mantenerlo limpio. En cambio, la gestión pública puede diluir responsabilidades y promover negligencias.

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Escasez de recursos: física vs. económica

Bastos argumenta que, si bien los recursos pueden ser físicamente limitados, no lo son desde el punto de vista económico:

“Los recursos naturales no son fijos ni escasos. Son escasos desde un punto de vista físico, pero no lo son desde un punto de vista económico”

En su seminario Ideologías y Teoría Política Contemporánea, distingue entre ecologismo antropocentrista (al servicio del ser humano) y ecocentrista (centrado en los derechos de la naturaleza), señalando que la escasez debe analizarse en términos de precios y economía, no de límites físicos estrictos:

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Pensar que el petróleo se acabará porque lo estamos agotando físicamente es, según Bastos, una mirada estática. La economía funciona ajustando precios: si un recurso escasea, su precio sube, lo que reduce la demanda, incentiva el ahorro o impulsa al desarrollo de alternativas tecnológicas (por ejemplo, energías renovables como solar o eólica).

En 1800 la gente pensaba que había que guardar carbón porque veían que eventualmente el carbón se agotaría debido al uso que se le daba en esa época. ¿Que hubiera pasado si invertías en guardar carbón en esa época pensando que en el futuro te harías rico debido a la escasez de carbón?

Te hubieras dado de narices contra la realidad, PUNTO.

Los saltos tecnológicos no se dan por casualidad, vienen a resolver problemas de la humanidad, el capital privado tiene mejores incentivos para innovar, para resolver los problemas de manera descentralizada.

De ahí la famosa pregunta de Bastos: ¿qué salvó más árboles, los ecologistas o el pen drive?

En el hipotético caso de que el carbón hubiera escaseado en algún momento, se hubiera encarecido y el mundo hubiera implementado otro tipo de energía que abaratara los costos.

El problema se genera cuando el sector público, el estado, el leviatán, congela la evolución de los productos y servicios en leyes y regulaciones que generan un estancamiento económico y restringe, si no imposibilita, la necesidad de innovar.

Libre mercado como solución ambiental

Para Bastos, el libre mercado y la propiedad privada generan soluciones voluntarias y más eficientes que cualquier regulación impuesta por el Estado. En su visión, el mercado es un medio ético y descentralizado de resolver problemas ambientales, evitando las inercias y restricciones estatales.

Supón que una empresa privada innova en tratamiento de residuos para ahorrar costos: esta innovación puede ser adoptada por otros rivalizando en eficiencia. En cambio, una regulación estatal uniforme puede frenar la innovación o encarecer soluciones por burocracia.

Conclusión

La crítica de Miguel Anxo Bastos al ecologismo no es un rechazo a la preocupación ambiental, sino a la forma en que esta se gestiona bajo el modelo estatal y colectivo. Sus argumentos parten de una premisa central: los incentivos importan. Si los derechos de propiedad están bien definidos y respetados, las personas y empresas tienen razones claras para preservar los recursos. En cambio, cuando la gestión es difusa y centralizada, los incentivos se diluyen y proliferan la ineficiencia y el abuso.

Para Bastos, el verdadero motor de la sostenibilidad no es la imposición política, sino la creatividad y disciplina que surgen del libre mercado. Esta visión rompe con el paradigma dominante del ecologismo actual, proponiendo un modelo donde la libertad y la conservación no solo no se oponen, sino que se refuerzan mutuamente.